El bulgaro es un idioma

Ya lo dice el chiste

13.9.07

Belgrado, la ciudad blanca

Serbia ha pasado ha ser uno de los paises que lideran el ranking de visitas por mi parte, lo que no es decir mucho y en general siempre he tenido una impresión grata de sus habitantes.
El viaje comenzó en el tren nocturno, en el que conocí a una chica búlgara, casada con un serbio que vivia en Suiza y con la que compartí la ida.
Tras conversar un rato, llegamos a la frontera, en la cual pasó policia de ambos paises. Ya sea porque era la primera vez que visitaba un pais que no estaba en la unión en aquellos momentos o por mi tendencia general al absurdo, al ver que el policia se quedaba de más con mi pasaporte, le dije en inglés: "pero si sólo voy a estar dos días", ante lo cual mi compañera tuvo que traducirle y me devolvio el pasaporte con sonrisa de "como está el patio".
La llegada estaba fijada a primera hora de la mañana, a esa hora me desperté constatando que el tren seguía en marcha. Yo ya creyéndome rumbo a Rumania, me revolví acercándome a la ventana y despertando a mi compañera en el proceso, que me tranquilizó diciendome que era normal que los trenes tuviesen mucho retraso, en este caso unas tres horas.
Al llegar a Belgrado la revisora se molestó porque no habia entregado el billete al entrar, por lo que habia viajado en cierto modo de polizón. (Todo esto traducido por mi compañera y aclarando acontecimientos previos).
Tras la despedida, me encontré en la estación de trenes de Belgrado, que no era tan grande como me habia imaginado y tras resolver todo lo imprescindible y conseguir un mapa arranqué a andar por la ciudad en busca de un sitio donde cambiar dinero y un techo que me cobijara.
Caminando por las calles principales te reciben los vestigios del bombardeo de la OTAN, que impresionan bastante, a pesar de ser renombrados. Dos edificios que parece mentira que se mantengan en pie.


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El recuerdo


Tras esto comenzaría algo constante a lo largo de todo el viaje: mis intentos por hablar búlgaro para situarme y la extrañeza o risa de los preguntados.
(En una visita posterior un serbio me comentaria que aparte de mi mal búlgaro, a ellos les suena un poco rural.)
En el banco un segurata todo sonriente se apiadó de mi y por fin me orientó correctamente.
Tras ello por fin me encontré en situación de turistear.
Una de las atracciones principales de Belgrado se encuentra en la fortaleza sobre el Danubio, a través de lás calles más comerciales, se llega a un recinto amurallado y lleno de árboles.


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Con exposición de armas incluida


Para mi sorpresa alli se encontraban las pistas de baloncesto del Partizán de Belgrado, en las que entrenaban las categorias base. Que envidia de echar unas canastas (los crios de 12 años no eran rival para mi, o si).


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¡Baloncesto!


Tras recordar que no estaba alli para ver baloncesto, sino meterme en situaciones absurdas, proseguí hasta conseguir una vista del Danubio.


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El Donau Azul


Bajo el frente de la fortaleza, me sorprendió ver equipamiento militar no demasiado antiguo en exposición, siendo esto una sorpresa para mi, por lo reciente de los hechos.


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Afortunadamente todo desactivado


Tras esto la visita siguió por el barrio bohemio, en el que yo esperaba encontrar gente vestida de negro y con boina, pero dado que empezó a llover, estaba casi despoblado.


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Bohemios paraguas

Mi desilusión se hacia patente bajando la calle hasta que encontré lo siguiente:



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El tio de la boina



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Ilusión óptica muy bien realizada


A los pies se encontraba un mercado al are libre muy parecido a uno búlgaro y un parque en el tuvé que sacar la siguiente foto.



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Debilidad por palomas en cabezas de estatuas


Vale, vale, he pasado demasiado tiempo en la plaza del Ayuntamiento de Santander, alguna obsesión se me tendría que quedar.
Tras esto tocaba visitar la que es la catedral pareja a Alexander Nevski en Sofia, la iglesia de Sava, en caso de que no me flaqueé la memoria.
Ciertamente era mucho más grande y en esos momentos se encontraba en obras, pero cuando este terminada, seguramente cortará el aliento.


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Una Catedral blanca para la ciudad blanca


Tras esto junto a una compañía más que agradable, nos dedicamos a visitar la noche de los museos, que consistia en diferentes exposiciones por la ciudad. La mayoría resultaron ser de arte moderno o de publicidad descarada y en todo caso muchas colas, pero conseguí un cordon para colgarme el movil del cuello, tampoco es cosa de quejarse. (Aunque siento cierta risa cuando la gente va con algo asi colgado, soy un poco de pueblo).
Un día realmente divertido.
Tras degustar las famosas hamburguesas típicas, cuyo nombre no puedo repetir, pero que me encantan y recorrer casi toda la ciudad, acabó el día a las 3 de la mañana con un viaje a primera hora de la mañana esperando, que contaré en el siguiente post, para no saturar demasiado, junto con la vuelta.

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